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¡Necesito energía (bebidas)!
Recientemente, mi hijo de 14 años me pidió que le comprara bebidas energéticas para darle un impulso extra de energía para la escuela y la práctica de fútbol. Esto no me sorprendió, ya que casi un tercio de los adolescentes de 12 a 17 años consumen regularmente bebidas energéticas. Estas bebidas prometen mejorar la concentración y el rendimiento atlético, lo que las hace atractivas para los adolescentes que enfrentan los desafíos de la escuela y las actividades extracurriculares. Las bebidas energéticas suelen contener grandes cantidades de cafeína, azúcares añadidos, otros aditivos y estimulantes legales como el guaraná, la taurina y la L-carnitina. La cantidad de cafeína en las bebidas energéticas a menudo oscila entre 100 y 200 mg por porción, superando el límite diario recomendado de menos de 100 mg para adolescentes. El alto consumo de cafeína puede provocar efectos secundarios como aumento de la frecuencia cardíaca, nerviosismo e insomnio. Además, la combinación de cafeína y azúcar crea una «sacudida» de energía temporal seguida de un colapso. La Academia Americana de Pediatría afirma que la cafeína y otras sustancias estimulantes contenidas en las bebidas energéticas no tienen cabida en la dieta de los niños y adolescentes. Como habrás adivinado, le dije a mi hijo que no íbamos a comprar ninguna bebida energética. Luego hablamos sobre otras formas en que podría tener energía para el día escolar y la práctica de fútbol, incluyendo: